Por el encuentro de ida de las semifinales de la
Champions League el Bayern Munich borró de la cancha al Barcelona con un
contundente 4 a 0 en Alemania. Un resultado inesperado no sólo desde los
números sino también en el desarrollo del juego que dejó en jaque a Messi y
compañía.
El
23 de abril del 2013 será recordado como aquel día en el cual el probablemente
mejor equipo de todos los tiempos pareció un conjunto terrenal. No fue por casualidad;
enfrente tuvo a la determinación alemana en su máxima expresión, dejando sin
efecto y desactivando el vistoso juego catalán como nunca se vio. Los goles
fueron obra de Thomas Müller (en dos oportunidades), Mario Gómez y Arjen
Robben.

Esta
vez el cerca del 65 por ciento de posesión blaugrana no tuvo relación directa
con el desarrollo del juego, ya que nunca supo qué hacer con ella, no encontró
los caminos y careció de vértigo y llegada al gol. Por lo contrario, el que
manejo las acciones de principio a fin fue el elenco local, con inteligencia,
precisión, velocidad, vértigo, juego en equipo, orden y contundencia, de la
mano (los pies) del inagotable Bastian Schweinsteiger, un fuera de serie y el
emblema. Lo extraño es que pese a no tener la necesidad de cambiar, el Bayern
va más allá con la contratación para la conducción técnica nada menos que de
Pep guardiola y de la joven figura del Borussia Dortmund Mario Gotze por 48
millones de dólares, con la intención de marcar definitivamente una época
dorada.
El
Barcelona se vio desbordado defensivamente, padeciendo las ausencias de Javier
Mascherano y Carles Puyol, ausentes por suspensión y lesión respectivamente.
Por otro lado Xavi Hernández no pudo hacerse dueño y se vio constantemente
presionado, al igual que Andrés Iniesta y Lionel Messi, quien tuvo un deslucido
encuentro mostrando a las claras que no estaba todavía recuperado de su reciente
lesión. Leo jugó porque es Messi, sino debería haber estado ausente. Pero esta
vez ni siquiera el mejor de todos pudo contagiar a sus compañeros. De todas
maneras sería arriesgado y erróneo dar por terminado un ciclo ante la probable
eliminación, en especial teniendo en Iniesta y Messi mucho tiempo más de
plenitud y con una escuela de fútbol que no se negocia, aunque una renovación
también sería oportuna para cambiar el aire en un proceso que lógicamente siente
el desgaste de tantos años celebres.
Pese
a que todavía restan noventa minutos donde los catalanes de seguro darán pelea,
resulta muy difícil imaginar una hazaña del equipo de Tito Vilanova para dar
vuelta el resultado en el Camp Nou, de hecho desde que deciden los goles de
visitante jamás se remontó un 4 a 0 en toda la historia de las competencias
europeas. Hoy sólo queda rendirse ante el espectáculo futbolístico del Bayern
Múnich, que definitivamente se postula como serio candidato a quedarse con la
Champions League.