Boca Juniors se consagró por sexta vez en su historia campeón de la Copa Libertadores de América tras superar con dos goles de Riquelme a Gremio en Brasil. Los argentinos habían ganado en la ida por 3 a 0 en La Bombonera, redondeando así un global de 5 - 0.
El marco era imponente y el clima de final se hacía sentir. Espectacular fue el recibimiento para los locales, que salían a la cancha concientes de tener que jugar el partido de sus vidas para revertir la historia y coronarse.
Gremio, donde la única variante fue la de Lucas por el expulsado Sandro, venía invicto y jamás había recibido goles en su estadio, pero Boca llegaba con la tranquilidad del 3 a 0 en su favor de la ida en La Bombonera.
De entrada, el conjunto brasileño salio a hacerle sentir el rigor a la visita, y presionó en todo los sectores del campo. Boca no podía adueñarse del balón y salía de contra, pero tenía bastante solidez en defensa. Y en una de esas réplicas, el “Xeneize” iba a tener la primera en un fuerte cabezazo de Palermo, que fue a las manos de Saja.
A los 8 y también por arriba, Gremio no inquietó a Caranta con un cabezazo de Tuta que capturó el arquero. El local comenzó a desbordar a Boca y complicaba sobre todo con las constantes subidas de Lucio por la izquierda.
A los 19 los brasileños iban a tener una muy clara con un remate mordido en el área que desaprovecharon. Se jugaba como una verdadera final, se luchaba y dejaban todo en cada pelota, en un trámite del partido muy entrecortado por las faltas que continuamente sancionaba el arbitro Oscar Ruiz.
A Gremio le faltaba precisión en los últimos metros, y Boca tenía la chance de definir la historia con una contra en la que Saja le tapó un mano a mano a Palacio, en la más clara.
A los 35 un viejo conocido del club de la Ribera entraba en acción. Schiavi ingresó por el lesionado Teco y ahí comenzaría un intenso duelo entre el “Flaco” y Palermo.
Boca estaba haciendo un buen negocio y aguantaba bien sin meterse exageradamente atrás, mientras que Gremio empujaba pero no tenía claridad.
A los 37 el 9 goleador “Xeneize” tuvo su oportunidad tras un centro de Cardozo, pero la pelota se fue apenas afuera, mientras que el local respondía con un fortísimo remate de Souza que impactó en el traveseó. Así se fue un primer tiempo que a excepción de lo emotivo dejó poco; parecía que la Copa se iba otra vez para la Argentina.
En el complemento, Gremio tuvo la oportunidad de soñar con una situación clarísima de movida. Un buen cabezazo de Schiavi dio en el palo tras el envío de un tiro libre, y en el rebote Caranta tapó el remate de Souza, que tenía todo el arco a su merced.
A los 10 Lucio probó al arco de afuera y la pelota se fue cerca. Pero a los 23 llegaría la tranquilidad, y como no podía ser de otra manera, en los pies de Román Riquelme, y en su despedida.
El 10, que no venía haciendo un gran partido, clavó un preciso remate de afuera del área, hizo delirar al pueblo boquense y enmudeció a todo el estadio. Román vino para ganar la Copa, y lo consiguió, siendo el jugador más importante de su equipo en toda la competencia, un distinto.
Después sólo quedaba esperar. El resto era de relleno y todo estaba definido. El primer título de Russo como entrenador era un hecho, y Boca volvía a estar en lo más alto de América.
Pero todavía el gran Román no estaba conforme, y se despachó con otro gol, luego de un rebote de Saja tras tapar un tiro de Palacio a los 35. Encima cuatro minutos más tarde Boca tuvo la chance de ampliar, pero Palermo desperdició un penal.
Boca jugó con la desesperación del su rival en el final del partido, redondeando una gran actuación con mucha solidez, donde Gremio nunca pudo encontrarle la vuelta.
El árbitro pitó el final y Boca otra vez se quedó con toda la gloria, siendo de manera indiscutible el campeón de la Libertadores 2007 y sumando su sexta Copa y 17 torneos internacionales en total, el verdadero Rey de Copas, superando por uno al Milan en el escalafón mundial.
El marco era imponente y el clima de final se hacía sentir. Espectacular fue el recibimiento para los locales, que salían a la cancha concientes de tener que jugar el partido de sus vidas para revertir la historia y coronarse.
Gremio, donde la única variante fue la de Lucas por el expulsado Sandro, venía invicto y jamás había recibido goles en su estadio, pero Boca llegaba con la tranquilidad del 3 a 0 en su favor de la ida en La Bombonera.
De entrada, el conjunto brasileño salio a hacerle sentir el rigor a la visita, y presionó en todo los sectores del campo. Boca no podía adueñarse del balón y salía de contra, pero tenía bastante solidez en defensa. Y en una de esas réplicas, el “Xeneize” iba a tener la primera en un fuerte cabezazo de Palermo, que fue a las manos de Saja.
A los 8 y también por arriba, Gremio no inquietó a Caranta con un cabezazo de Tuta que capturó el arquero. El local comenzó a desbordar a Boca y complicaba sobre todo con las constantes subidas de Lucio por la izquierda.
A los 19 los brasileños iban a tener una muy clara con un remate mordido en el área que desaprovecharon. Se jugaba como una verdadera final, se luchaba y dejaban todo en cada pelota, en un trámite del partido muy entrecortado por las faltas que continuamente sancionaba el arbitro Oscar Ruiz.
A Gremio le faltaba precisión en los últimos metros, y Boca tenía la chance de definir la historia con una contra en la que Saja le tapó un mano a mano a Palacio, en la más clara.
A los 35 un viejo conocido del club de la Ribera entraba en acción. Schiavi ingresó por el lesionado Teco y ahí comenzaría un intenso duelo entre el “Flaco” y Palermo.
Boca estaba haciendo un buen negocio y aguantaba bien sin meterse exageradamente atrás, mientras que Gremio empujaba pero no tenía claridad.
A los 37 el 9 goleador “Xeneize” tuvo su oportunidad tras un centro de Cardozo, pero la pelota se fue apenas afuera, mientras que el local respondía con un fortísimo remate de Souza que impactó en el traveseó. Así se fue un primer tiempo que a excepción de lo emotivo dejó poco; parecía que la Copa se iba otra vez para la Argentina.
En el complemento, Gremio tuvo la oportunidad de soñar con una situación clarísima de movida. Un buen cabezazo de Schiavi dio en el palo tras el envío de un tiro libre, y en el rebote Caranta tapó el remate de Souza, que tenía todo el arco a su merced.
A los 10 Lucio probó al arco de afuera y la pelota se fue cerca. Pero a los 23 llegaría la tranquilidad, y como no podía ser de otra manera, en los pies de Román Riquelme, y en su despedida.
El 10, que no venía haciendo un gran partido, clavó un preciso remate de afuera del área, hizo delirar al pueblo boquense y enmudeció a todo el estadio. Román vino para ganar la Copa, y lo consiguió, siendo el jugador más importante de su equipo en toda la competencia, un distinto.
Después sólo quedaba esperar. El resto era de relleno y todo estaba definido. El primer título de Russo como entrenador era un hecho, y Boca volvía a estar en lo más alto de América.
Pero todavía el gran Román no estaba conforme, y se despachó con otro gol, luego de un rebote de Saja tras tapar un tiro de Palacio a los 35. Encima cuatro minutos más tarde Boca tuvo la chance de ampliar, pero Palermo desperdició un penal.
Boca jugó con la desesperación del su rival en el final del partido, redondeando una gran actuación con mucha solidez, donde Gremio nunca pudo encontrarle la vuelta.
El árbitro pitó el final y Boca otra vez se quedó con toda la gloria, siendo de manera indiscutible el campeón de la Libertadores 2007 y sumando su sexta Copa y 17 torneos internacionales en total, el verdadero Rey de Copas, superando por uno al Milan en el escalafón mundial.
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